El sabor amargo es uno de los cinco sabores básicos que puede percibir el ser humano, junto con el dulce, salado, ácido y umami. El sabor amargo es generalmente detectado por receptores en la lengua y es asociado con sustancias como la cafeína, la quinina, los alcaloides y ciertos compuestos vegetales.
El sabor amargo tiende a evocar sensaciones desagradables en muchas personas, ya que suele ser una señal de que el alimento o bebida en cuestión puede ser venenoso o tóxico. Sin embargo, existen personas que disfrutan de sabores amargos y los buscan de forma consciente en alimentos como el café, té negro, chocolate negro o cerveza.
Se cree que la sensibilidad al sabor amargo puede estar influenciada genéticamente, ya que algunas personas son más sensibles a este sabor que otras. Además, la sensibilidad al sabor amargo también puede variar según la edad y el sexo de la persona.
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